NAVIDAD
está ya a las puertas. El espíritu navideño ha invadido la ciudad. Las vitrinas
de las tiendas lucen atractivas, los centros comerciales llenos de gente, las
coloridas decoraciones y luces en las calles levantan nuestro espíritu. Es ésta
una temporada linda, de alegría y ternura, sentimientos de compasión y deseos
de compartir, especialmente si vivimos el verdadero sentido de la Navidad: el gran amor de Dios, que envió a su Hijo único
para salvar a la humanidad. Nos alegra recordar el nacimiento de nuestro
Redentor y celebrar que JESÚS vive y está presente y actuando hoy como ayer.
Él
desea nacer también en nuestros corazones. Entre el ajetreo de la Nochebuena,
debemos buscar un momento de quietud para encontrarlo. El cumpleañero no debe
estar ausente en su celebración, desea recibir sus regalos, nuestros abrazos y
muestras de amor, nuestro agradecimiento por todas las bendiciones que nos
regala día a día.
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